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jueves, 28 de junio de 2007

La Belleza.




































Hace tiempo que me pregunto... ¿será la edad lo que provoca que la belleza te asalte de repente....? Y no tengo respuesta... pero encontrarla me da un placer infinito y me provoca sonrisas y bienestar. Es lo único que creo salvará al mundo, la belleza es producto del amor, esa estúpida sensación de calor que te puede provocar cualquier cosa en la vida... no solo hablo del amor que te produce taquicardia y jadeos, sino del gusto que te da ver a un perro callejero comer. Hablo de ese amor... del amor fraterno y de la necesidad de hermandad que te hace equivocar las emociones.




































Hay una canción que escuchaba mucho en La habana cuando vivía ahí... se llama la belleza, siempre me provoco nostalgia nunca me acuerdo quien la canta, ni de quién es... pero me suena a eso... al caos que es vivir en medio de este mundo y que al final lo único que nos salva es el amor y la belleza que encontramos.






































































Por cinco años viví cerca de lo mas bello que había visto hasta entonces... pero hoy hablando con Daniel, ... me di cuenta después de tres años de su ausencia... que nunca fui suficiente pare él.

Todo el amor que me provocó... no fue suficiente o no como él lo hubiese querido, quizás "Con menos habría sido feliz". y "Sin dramas", le habría dicho... "No te vallas" a uno de los "Iconos", mas importantes de mi vida.




sábado, 23 de junio de 2007

“El espejo del perro" Revista de arte y literatura No. 8.


Los límites terminan donde comienza el dolor, el desgarro, y la pintura de Mijangos es demasiado inquietante para atrapar su esencia en una única palabra, aunque esta palabra sea dolor y padecerlo constituya uno de los mayores terrores, sino el mayor, del hombre. Aceptamos la muerte, pero no aceptamos el dolor. Podemos aceptar, asumir, una enfermedad devastadora, pero siempre suplicamos en secreto que ésta huésped silenciosa que se roba a diario trozos de nuestro cuerpo, y de nuestra vida, ésta depredadora críptica, lo haga de manera indolora, preferiblemente cuando dormimos, o de forma brusca, con una breve y sorprendente sacudida. Preferimos el exterminio al dolor. Pero el dolor es inevitable, como el amor, como el parto, sea de una criatura o de una obra. En ocasiones, sufrimiento y creación artística van de la mano. Sólo los necios huyen del dolor. Sólo los cortos de espíritu sueñan con alcanzar la felicidad, o la dicha, o la tranquilidad, sin haber apurado antes una generosa ración de angustia. Pero no hablamos de un necio, hablamos de un artista inquietante que da el espaldarazo a la comercialización y fluye en soledad con sus imágenes, aunque esta soledad no significa abandono, ni olvido. Poco a poco, a pincelazos, Mijangos se impone en el panorama cultural de su país y su nombre es pronunciado con respeto en algunos sectores artísticos, con respeto y en voz baja. El nombre de Darío Mijangos turba y abre el filón a la imaginación, y este nombre aparece al pie de unos lienzos que rinden un merecido homenaje a algunos grandes de la pintura mexicana; Frida Kahlo, Manuel Lozano, Diego Rivera. No es fácil homenajear al color desde el color, porque México es colorido, contraste. Acercarse a la obra de Darío Mijangos significa entrar en una casa de espejos que reproduce al infinito figuras calvas, ángeles desdibujados, perros aztecas que alguna vez fueron comidos y que en la antigua tradición acompañaban a los muertos en su viaje definitivo, madonas con aire cinematográfico, flores, pisos cuadriculados, corazones traspasados… es también acercarse a los fondos brumosos, a la desnudez masculina, si es que estas figuras lo son, pues Darío absorbe visceralmente el concepto de que el alma no es ni hombre ni mujer, y va más allá, sólo cuando abandonemos los prejuicios de una formación judeo-cristiana, y creo que en esto radica uno de los grandes aciertos de su obra plástica, alcanzaremos la tranquilidad; el cuerpo es hermosos, incluso vulnerado, y merece ser expuesto a las tentaciones, el cuerpo mismo es tentación y lo tentador espanta. Los poderosos temen a la desnudez como temen a la risa. El cuerpo desnudo es peligroso, es frágil, susceptible de ser traspasado con una flecha o una palabra. Darío entroniza la fragilidad imponiéndola sobre siglos de machismo latinoamericano, sobre centurias de prejuicios. La iconografía cristiana, presente a lo largo y ancho de la obra del pintor, enfatiza el concepto represivo, y crítico de su obra, aportando un referente claro y clave para establecer la comunicación inmediata con las criaturas que pueblan soledades y neblinas. Mijangos no intenta desdecir el símbolo, lo presenta tal y como lo conocemos, la aureola es aureola y el sufriente corazón, ¡ah, ese corazón en el nombre del cual se han cometido tantas atrocidades, o tantos actos heroicos, y a la vuelta de los años la historia demuestra que el heroísmo puede constituir un lastre fatal!, es corazón recordado y reverenciado, sólo que esta vez no lo fija en la imaginería tradicional; el corazón no duele ni en Jesús ni en María, aquí apuntamos un matiz, ¿acaso todos los seres humanos, todos los hombres y mujeres de la tierra, no somos en algún momento Jesús y María?, duele en cualquier parte, algunas veces tatuado en el cuerpo de unos mestizos que exhiben su desnudez con impudicia demoníaca. Hay algo de lo griego en este concepto, algo de esas primeras imágenes arcaicas que retaban con su desnudez a la imaginación más solvente. Alguien hablaba de evocación del martirologio cristiano. Me atrevería a afirmar que Darío Mijangos no sólo evoca la agonía y resignación de los cristianos, sería demasiado fácil, demasiado cómodo para un artista tan inquieto, evoca el martirio a lo largo de toda la historia, evoca también la resignación. Su pintura es dolorosa y atemporal, de ahí que se amalgamen los referentes tanto paganos como cristianos, ¿qué son sino esos perros pelones de mirada triste, no son acaso los Xoloitzcuintlis que los aztecas consideraban un exquisito manjar y que acompañaban a los difuntos en el viaje al más allá? Hay algo de clasicismo desenterrado en la pintura de Mijangos, de necesidad de retorno a un mundo en el que el hombre era el centro de universo a pesar de los dioses. Eros y Thanatos juegan el juego de las apariencias quedando en tablas. La vida y la muerte se dan la mano, también la santidad y lo demónico, la luz y la sombra, el sueño y la pesadilla, los viejos dioses sanguinarios y los blancos santos cristianos teñidos de sangre.

Ya se impone ver. Podemos llenar cuartillas de reflexiones, apuntes, citas y frases más o menos acertadas, pero serán sólo eso, frases. La pintura habla desde su silencio. No es necesario convencer al espectador con un puñado de palabras inútiles. La forma y el color harán lo suyo por encima del raciocinio. Para eso existen los pintores; ellos, como los músicos, suelen demostrarnos el fracaso de las palabras para atrapar las pulsaciones secretas de la sangre y los inminentes reclamos de la carne que anhela ser poseída, y, ¿por qué no?, martirizada.


Raúl Alfonso.
“El espejo del perro" Revista de arte y literatura No. 8.

Madrid, España.

viernes, 22 de junio de 2007

Mi família sanguinea en mi pintura.

Ya hace tiempo que tengo ganas de pintar a todos mis hermanos, lo curioso es que cuando lo manifiesto hay rechazo, al menos a los que se los he planteado... Pero, hace tiempo comencé a pintar a mis sobrinas, y a mis padres por supuesto.

El primer cuadro que hice de ellos fue el de su boda, que estaban vivos aun, la verdad es bastante malo, y lo curioso es que después de que ellos murieron, el retrato que hice de ellos fue mucho mas fiel.


















Mi ma
dre, como siempre cuando hice el retrato de mi padre se sintió ofendida, no se porque verdad sin embargo ella siempre fue asi... y espero que si puede ver el retrato que hoce de ella, le guste. que mi intención solo fue tenerlos en mi mente y materializarlos en una tela con todo el sentimiento que me embargaba cuando los hice, el retrato de mi madre que se llama "Doña carmen y su costura", es el reflejo de ella sobre mi, la imagen de ella sentada siempre con su bastidor y a veces ensimismada en sus pensamientos con los brazos cruzados.



















El de mi papá, el primero es una
evocación de su imagen... curiosamente cuando estuvo en cama en el hospital, le hice un apunte, violando su intimidad y su enfermedad pero no pude resistirme ano hacerlo.




















Un año después, hice un retrato por mis 35 años, donde me puse con una mascara de el... y detrás d
e mi , en la pared, como un dibujo de mi mente, el mismo trabajando en su torno. asi lo recuerdo, como un hombre muy trabajador... que vivió hasta sus ultimas consecuencias...Y porque finalmente, soy lo que el me enseño a ser, honesto, consecuente, responsable y disciplinado a pesar de el mismo... recuerdo cuando me dijo que porque tenia que hablar de mis cosas, que los amantes se escondían, que no se hablaba de ellos, por supuesto todas mis relaciones han sido de amasiato... y ante esto que e me decía... le dije, -papá, tu me enseñaste a ser honesto a no mentir- se quedo callado, seguramente le dolió, pero no podía ser otra persona. sencillamente era quien soy, y asumí vivir la vida asi, y lo hago con plenitud,... a veces con pesar, pero siempre es mas lo que he ganado, que lo que he perdido.Este retrato me gusta mucho. esta en Argentina, en Córdoba, en casa de Silvia Morón.





















También están mis sobrinas, Carmen, hija de Leticia, cuando era niña, que le molestaba porque no quería posar... Nidia, la que acaba de cumplir 15 años y siente que el mundo se le va y no le toca vivirlo... y por ultimo, mi sobrina Marcela, y sus hijas, de quien ya dije muchas cosas...











































La catrina, fue una pieza que hice hace varios años, y que finalmente se la dediqué a mis padres.






















Ojala pueda pintar a cada uno de mis hermanos... y asi, tenerlos en mi pensamiento y en mi trabajo que finalmente es mi vida y la vivo plenamente. Y si bien no uso sus apellidos, son mi familia, quienes influyeron en mi, quienes me formaron, para bien o para mal, son mis hermanos.



miércoles, 20 de junio de 2007

Lucas 2:35 o la Dolorosa...
























El lunes pasado termine el cuadro que tuve en mi cabeza desd
e el 2004 cuando me regalaron una imagen de bulto en madera articulada de la Virgen de los Dolores... me la regalo Doña Coco, una carmelita de san Cristóbal de las Casas, de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen donde estuve. Cuando me la dieron prometí que a mi regreso pintaría una imagen de ella muy grande para mi casa... Asi que la traje en la memoria por 3 años... hasta que mi tío Manuel Lozano me dijo que necesitaba cumplir una promesa espiritual que tenía por ahí...

Sobrina... te agradezco mucho que me hayas ayudado a hacer esta imagen, tus hijas se ven lindísimas... y el conjunto es muy agradable para mi.



Por una extraña razón cuan
do te pedí que posaras, y que pensaras en algo muy triste para ti, pensé que evocabas a tu tía Tere... no lo sé nunca te lo pregunté. pero se te ve, tan triste que cuando puse las lágrimas y firmaba el cuadro, me embargo una sensación de llanto que me abrumo.


Dicen que donde hay una Dolorosa hay lágrimas... las niñas espero contrarresten esto, tus hijas y los mios, representan la vida que sigue y el sentido lúdico de vivirla.



En mi búsqueda por encontrar el origen de la advocación, encontré un texto del evangelio de Lucas que dice así:



Y a ti madre, una espada de dolor, te atravesará el corazón.

Lucas 2:35


jueves, 14 de junio de 2007

Mi sobrina Marcela y sus hijas.



























Estoy trabajando una pieza que prometí hace 3 años... y que no había cumplido. es la Virgen de los Dolores ... pero necesitaba a una mujer que me diera la pinta de ella... un día en algún encuentro familiar vi a mi sobrina... tiene origen judío la familia de su a¡padre y me acorde de la pieza... ella es la modelo. pero como me han dicho que siempre donde hay una dolorosa hay lágrimas, me me ti en la cabeza la idea de pintar a sus hijas para contrarrestar el dolor, si hay niños hay esperanza... y le pinte también a los perros.


La sesión de fotos previas siempre es divertida y siempre hay que buscar las emociones.... mis sobrinas pequeñas, sus hijas cooperaron muy bien para este cuadro.






Quise poner estas imágenes como
una historia de la pieza y en cuanto termine la obra la subiré acá.

Sobrinita a pesar de que te hacia llorar mucho siempre te he querido


lunes, 11 de junio de 2007

Tas linda güerita...























La guapísima de Lisa entro en mis cuadros... y me gusto lo que hice. Además, con este cuadro me acompaño en las noche en la red Marc, viendo los avances desde la webcam. y lo hizo también cuando lo entregue, ahí estaba pendiente de todo...

Lisa entro a mi estudio con un aire de desenfado... se sorprendió cuando se lo puse en el caballete se le abrieron sus ojos azules y la ví que le gusto.

Michael tomaba fotos todo el tiempo. -No me lo imaginaba asi- dijo ella. -me encantan las plumas y el colibrí-

Yo quede satisfecho del cuadro, me gusta lo que hice con su imagen... ella es feliz, mi sobrino esta feliz, y yo también con todo esto, lo único que lamento es que no disfrute la pieza mas que unas horas ... Se lo llevan a New Orleans, y estará colgado en alguna pared de la casa de Lisa, seguro recordará siempre a mi sobrino... , Bravo Michael, es un buen regalo.

Saludos Marc, a ver si te gusta el cuadro, tu me acompañaste varias noches mientras lo pintaba.
Gracias.

La obra que se quedo en San Cristobal de las Casas



















El hombre, peregrino de lo Absoluto, tiene necesidad de la belleza, del esplendor y de la gloria de la creación donde se refleja lo pasajero y lo perenne, tanto lo sencillo como lo grandioso.


En la incesante búsqueda de Dios, el hombre acoge en su corazón y en sus manos esos ideales dejando huellas de su encuentro con la Divinidad. Lo podemos constatar en los monumentos, en la pintura, la literatura y en toda la creatividad capaz de expresar ese sentimiento religioso de la humanidad, dejándonos en ellos las huellas estéticas que suscitó ese encuentro.


Los grandes pintores de la humanidad han dejado las más espléndidas creaciones na
cidas de su pincel con la carga, tan humana y a la vez religiosa, de ese sentimiento que lo motivó, resultado de esa búsqueda y reflexión del sentimiento más noble y bello que puede abrigar el alma humana.


El Creador es la fuente de toda luz y belleza, cuyo infinito amor es la inspiración para construir una civilización
en la verdad del amor, del cual el arte es un poderoso mediador.


La humanidad, confrontada entre lo inmortal y lo temporal, contempla la eternidad como un momento de plenitud asumiendo todo su pasado y su futuro. Las
agendas y los calendarios nos inducen esa verdad absoluta: “somos pasajeros”, no podemos detenernos. Nuestras obras, nuestro testimonio, nuestros amores, debilidades, sufrimientos y creatividad son fugaces, pero sus vestigios quedaran para indicar la ruta por donde transitamos con valor, dejando huellas donde algunos nos seguirán.


La incursión artística de Darío Mijangos en la espiritualidad cristiana, y específicamente en el arte sacro y religioso, es un reflejo de su experiencia, la cual que ha ido enriqueciendo en estos últimos años en su búsqueda sincera, respetuosa, y sin prejuicios preconcebidos, sobre la Iglesia.


Adentrándose en el conocimiento del patrimonio cristiano, el acercamiento, que no había tenido el pintor, ha sido el origen de su obra en esta temática que se gesta en el encuentro fecundo entre sus aspiraciones religiosas y la visión estética contemporánea muy particular ejecutada por su pincel.

Copia divina en quien veo
desvanecido al pincel,
deber que ha llegado él
donde no pudo el deseo:

alto, soberano empleo
de más que huma
no talento;
exenta de atrevimiento,
pues tu beldad increíble

como excede a lo posible,
no la alza el pensamiento.
¿Que pincel tan soberano
fue acopiarte suficiente?

¿Qué numen movió la mente?
¿Qué virtud rigió la mano?
No se
alabe el arte vano

Que te formo peregrino;
pues en tu beldad convino
para formar un
portento,
fuese humano el instrumento

pero el impulso. divino.

Al tocar con su juguetona gama de colores a Jesucristo, que para la sensibilidad de hoy es de miradas que suscitan polémica, por lo agresivo y sereno de sus ojos destellantes y encendidos, causado y provocado por el dolor de la cruz, acentuando una admiración por su “santa humanidad” de perfectas líneas y cuerpo bien cuidado y sensual como atrayente, hacen que podamos tocarlo sin ser solamente humano ni divino, convirtiéndose en un piropo a la corporeidad anatómica, envidia de muchos provocada por el comercio deshumanizado del entorno mediático.

La Virgen Santísima la concibe como una mujer con rostro hecho ternura, rodeado de paz, majestuosa pero sin esos toques delicados de la feminidad, pincelados de una inmensa devoción, con galanes ropajes que hacen un deleite para la vista contemplar a la primera creyente de Jesús.


El santo más recurrente es sin duda alguna el Pobrecillo de Asís, lo manifiesta con una pose de abandono y fragilidad, digna de admirar el ideal del evangelio que fue capaz de trasformar la vida del pobrecillo y enamorado del Crucificado.


En el periodo colonial los grandes y bellos oleos de monjas fueron ejecutados en su mayoría para los conventos femeninos. Para los novo hispanos y deudos que habían perdido para siempre a sus hijas encerradas en los conventos y viviendo los ideales del seguimiento de Jesús, la pobreza obediencia y castidad de sus muros, eran una catequesis
y alabanza que con su vida ellas dejaron para recordar a las futuras monjas de las diferentes ordenes ya dominicas, Jerónimas, clarisas, carmelitas, etc., lo que estas mujeres fueron capaces por ese ideal de vida que abrazaron, las obras de amor y piedad, de entrega al “amado Esposo” que dejaron sus antecesoras heredando una profunda huella en el ejercicio de las virtudes teologales, de una fe sin titubeos, de una esperanza confiada y una caridad solicita como audaz.

La galerías de monjas que ha pintado Darío están sustentadas en libros autobiográficos y en escritos, impresos o manuscritos de de la época donde se nos narra la vida y obra de estas monjas. En esa perspectiva se ubicó para verlas desde los ojos de la contemporaneidad y darles vida con el pincel de este siglo, ya que son patricios de la memoria de la historia religiosa del México colonial.

Aunque no incurre en lo propiamente dicho arte sacro, esta galería de monjas se enmarca en el retrato religioso que nos impulsa a recordar y admirar esa vida femenina conventual que enriqueció y dio su aporte a nuestra cultura mexicana: en la comida, con sus ricos dulces y biscochos, salsas, aves y pescados confeti de ricas viandas y suculentos platillos, amen de poemas ya religiosos, obras teatrales, además de ejemplo místico en sus escritos y en su vida, sin olvidar los primorosos trabajos de costura que aún se conservan en muesos y conventos.

A estos retratos les logró dar una exquisita ternura, reflejo y culmen de su entrega a Dios. La sobriedad es sin duda alguna su mayor logro, bástenos ver la creación donde dibuja a la Reverenda Madre Juana Inés de la Cruz, monja de San Jerónimo, una de las más grandes mujeres intelectuales del siglo XVII. La ha pintado en el más bello momento de su entrega en la vida religiosa, el dia de su profesión, coronada de flores, perpetúa el día grande y lo une al de su muerte, hechos de su vida que la consagran en la Orden de San Jerónimo.

Y para servir a este intento lo adorna con las primeras frases del ultimo impreso de la Décima Musa que se imprimió en México en el año 1695, a los pocos meses de su muerte, su famoso Protesta de fe, oculta por casi 300 años y apenas descubierta. Lo más interesante es que en sus manos, Darío tuvo ese documento.

Sin pretenderlo y verlo desde la fe o sensibilidad de los creyentes, nos orilla a entrar en la contemplación de la mística cristiana que esos temas suscitan y provocan:

¡oh hermosura que excedéis
a toda las hermosuras!
sin herir dolor hacéis
y sin dolor deshacéis

el amor de las criaturas.

Teresa de Jesús bien pudo explicar este sentimiento que se entiende solo desde la fe.

El rostro sereno de Sor Petra, a quien concibe con unos animales xoloitzcuintles, que sin pretenderlo combina la religiosidad indígena con la cristiana, esta amalgama muy nuestra, muy criolla y mexicana, dibuja esa unión y enriquecimiento de dos maneras de adorar a Dios: a lo mexicano. Es su primera obra en esta temática.

Nada es bello, solamente aquello que agrada a Dios. El camino esta en contemplar lo bello, y viéndolo nos haremos buenos, lo mismo que nos haremos bellos al amar el bien.

Al contemplar la obra sacra y religiosa de Darío, se contempla la historia humana agitada por la violencia y el horror del sufrimiento humano ocasionado por la irracionalidad y el fanatismo, el hambre y la falta de dignidad de la obra más perfecta de Dios: el hombre. Es un mal causado por el egoísmo, la intolerancia y enfrenamientos ideológicos destructivos. El arte se convierte en la mejor arma contra este mal, nos puede llevar de la desesperación a la esperanza, del dolor a la solidaridad, del egoísmo narcisista y comercial a la fraternidad solidaria, de lo cual vive tan necesitado el hombre actual.

Este mundo necesita de la belleza para no caer en la desesperación, como bien decía el gran pontífice amante de las artes Pablo VI,

Y solo los que se abren a esa sensibilidad honesta, fecunda y respetuosa sabrán entender que toda manifestación artística es una contribución al alma creadora del hombre, recordando que en el mundo del arte hay siempre más vías que una sola ruta, donde se puede transitar.

Su obra se debe contemplar para observar lo que el artista nos quiso ofrecer. Para los cristianos es un recordatorio de que la Iglesia es joven, que el Espíritu de Dios sigue aquí. A los no creyentes los hará sensibles a la más grande aspiración humana, que es el bien.

Padre José Gerardo Herrera Alcalá, Capellanía del Carmen.
Diócesis de San Cristóbal de las Casas.Chiapas, México.
padrejoseherrera@hotmail.com

domingo, 10 de junio de 2007

Lo que la Iglesia Catolica piensa de mi trabajo























El arte es uno, sus manifestaciones son mil, en colores y texturas, formas y signo simbólicos de la realidad circundante. Motores de inspiración para el pintor que al producir arte y crear belleza nos inserta a su realidad-mundo: el crear siempre se adjudica ese don, el transmitir ese lenguaje y esa realidad cobijado en símbolos y colores que nos quiere regalar a la vista, dar una idea de su creación al expectante introduciéndolo al mundo de sus pinceles, esa misma realidad subjetiva que lo adentra al mundo de la interpretación:

Este que ves, engaño colorido, Que, del arte ostentando los primores Con falsos silogismos de colores Es cauteloso engaño del sentido

Lo sentencia la sabia y culta monja Juana Inés de la Cruz. El mundo vital del pintor siempre es un laberinto de soledades e imaginaciones caprichosas. La pintura de este catalogo bien refleja ese sentimiento del anima. Ser “creador” es uno de los oficios que exigen silencio interior, observación y abandono del exterior y soledades.

Es un vano artificio del cuidado Es una flore al viento delicadas Es un resguardo inútil para el Hado; Es una necia diligencia errada

Solo así puede crear, como el Otro, que es Dios. Belleza y formas de seres animados de colores caprichosos de figuras y fondos de una sola realidad que se llama arte.

Según la sabia definición del gran Aquinate Santo Tomas O. P. definía la belleza como “aquello que agrada a los sentidos”, visualizando gestos y posturas entre lo eterno, lo pasajero y lo sensual del cuerpo humano, nos adentran al fascinante mundo del movimiento interior del autor. Esa es la obra que en el devenir histórico de 10 años ha producido Darío Mijangos, donde el mundo simbólico de afectos adornados con matices florales, “caninos” seres “amigo del hombre”, son una recurrente imagen que manifiesta en varios de sus producciones. Estos perros, “canis” mexicanos o xoloitzcuintli, los acompañantes al más allá en el inframundo de las civilizaciones de las culturas precolombinas. Los plasma con gracia e ingenio convirtiéndose en su fuente no la única pero si la mas llamativa de su inspiración pictográfica. Su presencia e incidencias en su pintura nos hablan del yo, la sonora compañía de sus “amigos”. La presencia de los símbolos cristianos que son eternos desde la fe, que encarnan la bondad y el amor a la ecología, como son “San Francisco de Asís”, o la maternidad, el dolor supremo de la madre, como “La Dolorosa”, o la realidad angelical, son representados con singular postura de realismo místico, que sin ser pintura religiosa propiamente dicho, logra en algunas de ellas incitar a la reflexión y ver, oír y pensar en la caducidad de la vida.

El desnudo, “quien te dijo que estas desnudo” “los dos estaban desnudos, el hombre y su mujer sin avergonzarse uno del otro” (Génesis 2,25.) la corporalidad es tan pasajera y llamativa plasmada con posturas singulares y provocativas para darles el calificativo de cuerpo-lenguaje, reflejando su fragilidad conjuntada con la belleza que despierta los sentidos: la admiración o rechazo, lo pasajero como lo trascendente que encierra el cuerpo humano, asumido por el pintor como una realidad siempre cambiante y nunca estática. La figura humana privada de vestido se convierte en símbolo de la humanidad y del mundo, amenazados en su vitalidad más elemental y llamados a la vida sólo por el don gratuito de Dios. Es un afán caduco y bien mirado Es cadáver, es polvo, es sombra, es nada. Su incursión con el óleo, ya en madera ya en lienzo u otros materiales lo han hecho diestro en el plasmar “su” realidad. En el frágil mundo del papel, que es el amigo mas noble de los pintores, delicado como el cuerpo humano, generoso como la naturaleza, son la vía y puente de expresión, ha hecho obras nobles del arte del grabado en esta decena como pintor. La reminiscencia del sol naciente se deja ver entre los biombos que hunden sus raíces en el lejano oriente, obras que en si son un recordar la enculturación, es parte del intercambio de valores y emblemas, usos y costumbres de los pueblos, que no cierran su ciclo en un siglo o año, al contrario lo abren y lo actualizan, pervive en las cosas. El biombo un objeto de cerrar la realidad a los extraños de tu mundillo e intimidad, a los ojos de los intrusos, juegos de conjuros de ficción y del pasajero color del pudor. Es plasmar una imagen no existente y alucinante que podría haber tras el. La escultura es en si una realidad plástica que asemeja al Dios que se deleita creando al hombre, del barro y dándole su aliento “vida” para que viva y hable se mueva y se de. Su escultura aunque poca producción, juega con ese “hacerlo a la imagen de sus manos” de olores y miradas. Su pintura podría inscribirse como una continuación de las grandes producciones de los años 40 a 50, de esa cotidianidad, una cierta sintonía con la pintura pseudo-erótica de Manuel Rodríguez Lozano, El uso de las imágenes de los perros, complementa la relación erótica que se da entre los hombres de las pinturas, es una mirada particularmente poética de estas relaciones eróticas, con tintes religiosos, la urgencia y necesidad de construcciones románticas o hasta religiosas para insertar el tema del erotismo o el amor al hombre en nuestra sociedad, tan ausente en el escuchar y presta fácilmente para el aturdimiento y vanidad. En su obra se patentiza la tristeza, el desaliento, que puede dibujar bien la gran enfermedad de la posmodernidad, que se llama depresión. Los paisajes de los hombres son áridos en su corporeidad. Dibujan realidades que emergen y presupone o insinúa esa realidad con posturas y sentimientos, fragilidades y desengaños. Esos aspectos de la representación masculina de estos días, da la sensación de soledad que ésta produce en su pintura. Los retratos tienen vida y movimiento, el engranaje que les pone un toque muy suyo, especialmente el de las mujeres, parecen más personales, llenas de luz, movimientos donde hacen su aparición las plantas, el aire y la luz, jugando! el viento con el cabello, acompañado por el micro cosmos que le rodea. Los objetos, son en si un ver y usarse, un servir y olvidarse, un adorno y una necesidad, con el dibujo cambia su presencia y figura pero no su utilidad y uso, es lo rescatable de su singular obra, hacer de la cotidianidad un sin fin de posibilidades de creación y de belleza.

Un comentario final, el arte, la belleza creada por el artista es la irradiación de otro mundo, que abre su brecha en nuestra opaca condición humana descubriéndola e iluminándola al mismo tiempo. Lejos de la división efímera, entre arte y la fe, incitan al hombre a no caer en la indiferencia, a trascender siempre fuera de si mismo, a buscar y reconocer a Aquel que es origen y de toda belleza y que da sentido al mundo, al hombre y a las cosas: ya en esta tierra, un poco de paraíso.

_______________________________________________ Padre José Gerardo Herrera Alcalá Santuario de Nuestra Señora del Carmen. Diócesis de San Cristóbal de las Casas. Chiapas México.